domingo, 1 de julio de 2012

La gran combi llamada Lima


Lima es una ciudad que ha crecido demográficamente  en los últimos años de manera desordena y caótica. A mayor población se incrementa la necesidad del transporte público  el cual trata  de satisfacer la demanda pero no de la mejor manera.


En los 90’s con Fujimori en su ímpetu neoliberal canceló las regulaciones del transporte público tanto interprovincial como urbano. Destruyó la Empresa Municipal de Transporte. Permitió, desde 1992, la importación de vehículos usados para ocultar el desempleo de los servidores públicos despedidos, a los que convirtió en peligrosos dueños o choferes de vehículos que desde entonces incrementaron no solo el número de muertos y heridos en pistas y carreteras sino también los índices de contaminación ambiental con las consecuentes enfermedades respiratorias.

Otro factor importante es la educación vial, el Perú tiene enseñanza muy limitada parte de las autoridades hacia los ciudadanos. Esto ha ocasionado que los transportistas y los peatones no respeten las normas de tránsito y hagan lo que les da la gana en las calles. 



La poca o casi nula planificación por parte de la municipalidad y la inadecuada aplicación de las normas de tránsito son algunas de las razones que llevan a tener un  caos vehicular limeño como el que tenemos.

En esta ciudad, los choferes al no estar formalmente organizados no se rigen bajo autoridad alguna y lo que llaman Gremio General de Transportistas solo representa el 40% de los choferes que existen. ¿Dónde están los dirigentes de las empresas? La respuesta velando por sus intereses, sin importar q
ue sus choferes estén 12 o 14 horas sentados los 365 días manejando para poder llevar algo de dinero a casa. Efecto colateral que los usuarios sean los más afectados, porque los chóferes a estar más expuestos a tantas horas sin dormir bien y por el estrés propio del trabajo cometen atropellos contra los peatones y generan caos vehicular. 

Fuente: El Comercio
Para concluir de los 90’s a la actualidad Lima ha cambiado, las condiciones no son las mismas y si las condiciones no son las mismas por qué tenemos el mismo transporte de esa época. La respuesta la dejadez y la falta de compromiso de las autoridades en pro de las necesidades de la población. Lima necesita un cambio, una verdadera revolución en el transporte que vaya a la par con las demás transformaciones que ha sufrido la ciudad.








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